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14/9/10

SALÍ AL TRANCO PAL CAÑADÓN






















Con este dibujo sobre el canto VII del Martín Fierro, os emplazo a seguir las novedades en este otro blog, ¡gracias!

Amb aquest dibuix sobre el cant VII del Martín Fierro, us convido a seguir les novetats en aquest altre bloc, gràcies!

(...) Supe una vez por desgracia
que había un baile por allí-
y medio desesperao
a ver la milonga fui.

Riunidos al pericón,
tantos amigos hallé
que alegre de verme entre ellos
esa noche me apedé.

Como nunca, en la ocasión
por peliar me dio la tranca
y la emprendí con un negro
que trujo una negra en ancas.

Al ver llegar la morena
que no hacía caso de naides,
le dije con la mamúa
«va... ca... yendo gente al baile».

La negra entendió la cosa
y no tardó en contestarme-
mirándome como a perro-
«más vaca será su madre».

Y dentró al baile muy tiesa
con más cola que una zorra
haciendo blanquiar los dientes
lo mesmo que mazamorra.

«Negra linda»... dije yo-
«Me gusta pa la carona»-
Y me puse a talariar
esta coplita fregona:

«A los blancos hizo Dios
»a los mulatos San Pedro
»a los negros hizo el diablo
»para tizón del infierno».

Había estao juntando rabia
el moreno dende ajuera-
en lo escuro le brillaban
los ojos como linterna.

Lo conocí retobao
me acerqué y le dije presto:
«po... r... rudo que un hombre sea
»nunca se enoja por esto».

Corcobió el de los tamangos
y creyéndose muy fijo-
«más porrudo serás voz,
»gaucho rotoso» me dijo.

Y ya se me vino al humo
como a buscarme la hebra-
y un golpe le acomodé
con el porrón de giñebra.

Ay no más pegó el de hollín
más gruñidos que un chanchito,
y pelando el envenao
me atropelló dando gritos.

Pegué un brinco y abrí cancha
diciéndoles «caballeros
»dejen venir a ese toro»
»solo nací... solo muero».

El negro después del golpe
se había el poncho refalao
y dijo «vas a saber
»si es solo o acompañao».

Y mientras se arremangó
yo me saqué las espuelas,
pues malicié que aquel tío
no era de arriar con las riendas.

No hay cosa como el peligro
pa refrescar un mamao,
hasta la vista se aclara
por mucho que haiga chupao.

El negro me atropelló
como a quererme comer-
me hizo dos tiros seguidos
y los dos le abarajé.

Yo tenía un facón con S
que era de lima de acero
le hize un tiro, lo quitó
y vino ciego el moreno.

Y en el medio de las aspas
un planaso le asenté
que le largué culebriando
lo mesmo que buscapié.

Le coloriaron las motas
con la sangre de la herida
y volvió a venir furioso
como una tigra parida.

Y ya me hizo relumbrar
por los ojos el cuchillo-
alcansando con la punta
a cortarme en un carrillo.

Me hirvió la sangre en las venas
y me le afirmé al moreno
dándole de punta y hacha
pa dejar un diablo menos.

Por fin en una topada
en el cuchillo lo alcé
y como un saco de güesos
contra el cerco lo largué.

Tiró unas cuantas patadas
y ya cantó pa el carnero-
Nunca me puedo olvidar
de la agonía de aquel negro.

En esto la negra vino,
con los ojos como ají-
y empesó la pobre allí
a bramar como una loba-

Yo quise darle una soba
a ver si la hacía callar
mas, pude reflesionar
que era malo en aquel punto,
y por respeto al dijunto
no la quise castigar.

Limpié el facón en los patos,
desaté mi redomón
monté despacio, y salí
al tranco pa el cañadón.

Después supe que al finao
ni siquiera lo velaron
y retobao en un cuero
sin resarle lo enterraron.

Y dicen que dende entonces
cuando es la noche serena
suele verse una luz mala
como de alma que anda en pena.

Yo tengo intención a veces,
para que no pene tanto,
de sacar de allí los güesos
y echarlos al campo santo.


(Fragmento del canto VII del Martín Fierro, de José Hernández)

Proyecto editorial sobre El Martín Fierro, ilustrado por artistas españoles, Larivière Ediciones (Buenos Aires). Idea original de la Municipalidad de Azul, ciudad cervantina de la Argentina.
Coordinación a cargo de José Manuel Lucía Megías (UCM), con la colaboración de la Embajada de España en Argentina.

 
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