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20/2/07

TEBEO RARO

La Ciénaga De La Historia

Ante todo, advierto al lector racional, funcional o impaciente que no siga leyendo; este texto le hará perder el tiempo.

Si aún sigue ahí, abriremos esta simulación de debate con la única cuestión de caracter filosófico que contienen estas líneas, y es que las cosas son como son y que podrian ser de otro modo.

¿Qué tienen que ver un cíclope tuerto, el quinto beatle o la república independiente de Galatonia? Hablamos de esas lagunas de aguas estancas y hediondas de la historia, esas charcas en las que se ven obligadas a vivir ciertas aproximaciones de personajes que nunca asomaron a la superfície.

Digámosle fatalidad, pero el caso es que sí: las cosas son como son gracias a una remota sucesión de pequeños y grandes acontecimientos, éstos últimos en absoluto nímios ya que todos ellos engranados gestan la realidad en la que estamos. Azares de una ruleta descomunal en la que un cachondo croupier nos mira despreciativo: golpes de estado, guerras, matrimonios y traiciones, idas y venidas al excusado, más guerras, campeonatos de vela e inundaciones, la superbowl en la tele, alguna borrachera de anís, más guerras aún... siempre igual: hechos que mandan a unos al hoyo y a otros al trono. ¿Quién ha escrito este guión? No tiene ritmo, no hay nudo ni desenlace, en todo caso no hay final feliz; ni la Fox ni la Paramount producirán jamás este bodrio.



El pesimista se lamentará y le pedirá al destino que le reembolse su fraudulento boleto; el optimista en cambio verá en ello la mano de Dios y en un arranque de beatitud se creerá tocado por una gracia superior. Sin embargo, hay otro modo de verlo: todos los seres que no fueron engendrados, todos los libros que no salieron de su olivetti, esas catedrales enormes que no pasaron de boceto a sanguina, o simplemente esos mundos que no son el nuestro porque la existencia del nuestro lo impide, todo eso y más... existe. Sí, existe! Y no en el ámbito de lo probable, sinó en el de lo imposible y, por tanto, real. Tan real es eso como falso, anecdótico y accidental es lo que nos rodea, porque nada hay más poderoso que aquello que todo lo puede: la imaginación.

¿Porqué no? Tomemos un atajo, saltemos de charca en charca, hagamos una excursión a lo imposible, subvertamos la evolución, alimentemos a conciencia el efecto mariposa, cambiemos piedras de una montaña a otra, aparquemos el coche en el carril BUS a ver qué pasa, riamos cuando sintamos el acero de la puñalada definitiva... ésa será la verdadera revolución.



Alguien me dirá, no sin fundamento: ¿...no es el cíclope tuerto una figura homérica? ¿No fue Pete Best el quinto beatle? ¿No es Galatonia un eufemismo para entendernos? Sí, como decia Nat King Cole, "quizás, quizás, quizás..." Lo que parece irreal existe en verdad, y su imagen crece al albur de nuestra imaginación. Ambas circunstancias son como la noche y el dia, como el pan de molde y la nocilla, como el yin y el yan que se contradicen y se complementan: no hay tío listo si no hay tonto del pueblo, y viceversa.

Por todo lo antedicho, este compendio caprichoso, desigual e imperfecto es, a la par que absolutamente imposible, pertinente hasta la náusea. Eso sí, no tiene otra razón de ser que mostrar esa cara oculta de la realidad, aquellas Grandes Anécdotas o aquellas Pequeñas Hecatombes que la historia, con su designio insoslayable, nos ahorró. Ahí, en esa ciénaga del tiempo, viven eternamente encerrados verdaderos hatajos de personajes, loosers empedernidos, jonases de herejía recalcitrante... los protagonistas de otros mundos que huyen de nuestra percepción. Pobres mortales, sólo vemos lo que tenemos delante, y la realidad desaparece cuando nos acercamos a observarla. Somos como ellos son, imágenes de nosotros mismos que únicamente palpitamos ante la mirada ajena. Cada criatura en su propia ciénaga, seres que no han sido, en mundos que no han sido...



"No han sido" porque en este nuestro mundo cruel no pasarian de secundarios, y nótese que son ellos, los secundarios, el auténtico lujo del cine. Pero estoy un poco hasta el gorro, del séptimo arte; en el TBO no hay alfombras de terciopelo ni escotes de vértigo... ¿es que el nueve no figura sobre la mesa de juego? Pero el insufrible croupier me responde con un "¡todo al siete!" que me pone de los nervios. Lo sé bien, lo que ocurre es que si quieres a Nicole Kidman... ¡no hay más remedio que dibujarla! "Hay que dibujar más", me dice un buen amigo. Y yo le hago caso, le doy punta al lápiz y silueteo una especie de niño cucurbitáceo, luego un cactus aficionado a la lucha libre, algunas sirenas concupiscentes, la elefanta de circo y su domador transexual, el monarca snob que declaró la República, esa vieja actriz porno que ahora traduce a Jung... todos ellos viven, por así decir, en los huecos del reloj. El tiempo no les concierne, y es por eso que nunca dejan de existir.

El engranaje realiza su encaje de rueda dentada. Es la hora, pasemos al salón.

 
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